¿Cuáles eran los peinados que reinaban en el mundo del peinado hace mil años? Muy pocas personas, sobre todo aquellas interesadas en el tema, disponen de conocimientos al respecto, puesto que generalmente no nos dedicamos a preguntarnos cómo se peinaba la gente en la Edad Media o qué peinados estaban de moda en el Barroco. De todos modos, no está de más informarse sobre la historia del peinado y las modas de épocas pasadas, ya que se trata de una fuente inagotable de inspiración.
Puede decirse que el peinado, entendido en su sentido más extenso, surgió precisamente con la primera aparición del ser humano sobre la Tierra. Ya en su variante más primitiva, el peinado consistía en cortar, generalmente con herramientas sin filo, el cabello demasiado largo y fino. A esta práctica le hizo falta tiempo para evolucionar hasta llegar a percibirse definitivamente como una forma de arte.
La Edad Media y los inicios de la Edad Moderna constituyen dos periodos históricos durante los cuales la moda experimentó cambios prácticamente en cada siglo; no obstante, el desarrollo más destacado en el terreno del peinado se percibe tras el final de la Edad Media. Se trata de una época de una inmensa y extraordinaria diversidad en lo que se refiere a peinados y [cuidado capilar], a pesar de que nuestros conocimientos al respecto no superan lo que se ha conservado en distintas fuentes históricas. Que disfrute del viaje por la historia del peinado.
Explorando la historia del peinado, es preciso constatar que en la Edad Media se consideraba mucho más importante la esfera espiritual que la humana. De ahí que lo más deseado fueran los peinados recatados, ya que cuidar de uno mismo se consideraba un signo de vanidad, y no estaba aceptado por la sociedad. No es difícil adivinar que el desarrollo del arte del peinado se retrasó notablemente en esta época.
El propio pudor quedaba obviamente plasmado en los peinados medievales. La moda imperante en aquella época era el cabello rubio o pelirrojo claro. Básicamente, las jovencitas podían lucir el cabello suelto, pero las mujeres adultas tenían que esconderlo debajo de sombreros apropiados. Curiosamente, para que el cuerpo se viera más estilizado, las mujeres acostumbraban a quitarse el cabello a partir de la línea de la frente hasta llegar casi a la parte alta de la cabeza. Así querían acentuar claramente la frente alta.
En realidad, no importaba cómo se trenzaba el cabello debajo del sombrero. La comodidad era lo más importante. Lo más común era una raya central junto con peinados recogidos en la parte trasera de la cabeza, de forma parecida a como se hacen las [trenzas] hoy en día. No obstante, en ocasiones se podía apreciar el cabello largo, ondulado y suelto que se portaba bajo las copas sujetas a los cauls. De todos modos, únicamente las niñas y las doncellas podían usar el cabello suelto sin ningún tocado.
En cuanto a los hombres, los peinados medievales tenían un aire un poco diferente. A decir verdad, los hombres gozaban de mayor libertad, lo cual se hacía evidente al llevar la cabeza descubierta. A pesar de ello, era muy popular el uso de todo tipo de sombreros, incluidos los cascos, sobre todo en el caso de los caballeros. Si hablamos de los peinados medievales más populares entre los hombres, se pueden diferenciar dos tipos de peinados:
Lo verdaderamente interesante es que se trataba de hombres medievales que dedicaban más cuidado al cabello que las mujeres. Esta moda se extendía sobre todo a los caballeros, que empleaban horas y horas en cuidar su cabello aplicándose únicamente preparaciones de origen natural, como [aceites vegetales].
Durante los días normales, los hombres acostumbraban a conservar en orden su cabello usando redes para el cabello colocadas a la altura de los hombros. Esa solución ofrecía sus ventajas, ya que un casco ajustado sobre ella no pellizcaba demasiado el cuello. En acontecimientos especiales, los hombres se amarraban el cabello con mechones enroscados y retorcidos situados por encima de la nuca y los hombros. Asimismo, este peinado se cubría frecuentemente con clara de huevo para dar brillo y mantener fijo el cabello. No obstante, peinarse así era todo un problema. No en vano, la higiene no era el punto fuerte de los medievales.
Hay quienes afirman que la Edad Media retrasó enormemente el desarrollo del peinado y atenuó notablemente el significado del peinado apropiado. Esta afirmación tiene algo de verdad, sobre todo cuando comprendemos que el cabello podía descubrirse y peinarse desde principios de la Edad Moderna. Ahora bien, al abordar el tema del peinado, es preferible dividir esta época histórica en sus respectivas épocas literarias, porque paralelamente a los cambios culturales se produjeron cambios en la moda y el peinado.
Podemos describir al Renacimiento como el resurgimiento del arte del peinado, que al fin logró huir del rigor medieval. A lo largo de este periodo, las personas empezaron a fijarse más en la apariencia de su cabello, lo que propició la creación de nuevos peinados.
Se redefinió el ideal de la belleza y, desde ese momento, la belleza renacentista se relacionó con un cabello largo, dorado y bien cuidado. Desde luego, no todas las mujeres corrían con la suerte de poseer una cabellera dorada por naturaleza y fue así como debieron de surgir los métodos naturales de decoloración del cabello. Se inventaron distintas técnicas, entre ellas el poder decolorante del sol y el agua de mar, así como [enjuagues capilares] y tintes elaborados a base de hierbas.
Los comienzos del peinado renacentista podrían describirse simplemente como un mosaico de modas medievales y una nueva definición de los peinados más populares de la Antigüedad. Así pues, en aquella época reinaba la frente alta, de ahí que tanto las mujeres como los hombres se rasuraran las sienes y se quitaran los flecos. Por otra parte, la gente ya sabía [Qué Peinados Estaban de Moda en la Antigüedad] y no les asustaba recurrir a la moda de la antigua Grecia y Roma. Precisamente las tendencias de peinados arreglados con esmero inspiraron a los renacentistas. Así, el cabello natural y bien peinado recuperó su encanto.
Uno de los peinados más populares del Renacimiento era la raya en medio con dos trenzas de cuerno de toro a cada lado de la cabeza. Estos peinados de cuernos de toro se hacían con muchos alambres delgados y pasadores, y también con mallas o redecillas de fantasía (que se harían populares más adelante). Gracias a uno de los maestros del peinado, surgió otro peinado renacentista muy parecido: dos mechones de cabello en forma de corazón adornados con un tocado y diademas hechas, por ejemplo, de perlas.
Son muchos quienes consideran el Barroco como una de las épocas más locas en términos de peinados. Al fin y al cabo, fue una época marcada por los peinados trenzados más altos, grandes y misteriosos. Muchos de ellos recordaban a pequeñas torres que, en realidad, no se podían hacer sólo con cabello natural. Primaban la riqueza y el esplendor, y esta moda era más fuerte en Francia. Más tarde en el Barroco, los peinados eran más altos. Y fue justamente la moda de los peinados renacentistas el punto de partida del uso de pelucas.
Quienes primero usaron pelucas fueron los hombres. Surgió esta tendencia a raíz de Luis XIV de Francia, que utilizó cabello postizo para ocultar su calvicie. Colocadas en mechones largos y sueltos, las pelucas se convirtieron en símbolo de dignidad - el hombre las entendía como un complemento indispensable de su vestimenta, a pesar de ser sumamente pesadas e incómodas.
En lo que respecta a la moda de las mujeres, fueron las pelucas altas y muy adornadas las que se pusieron de moda, y experimentaron muchas evoluciones. Se utilizaban, en la mayoría de los casos, para reemplazar peinados difíciles de hacer teniendo a disposición únicamente el cabello natural.En un principio, las pelucas fueron de tamaño más bien pequeño y estaban adornadas con accesorios de muselina, encaje y cintas con estructura de alambre denominados fontange. Poco a poco, las pelucas femeninas del Barroco se hicieron más grandes y llegaron a adquirir tamaños gigantescos. Se armaban mediante rellenos especiales o estructuras de alambre. Ya no bastaban los exuberantes rizos y trenzas, de ahí que la gente empezara a personalizar las pelucas en función del estado de ánimo, la estación del año y la actualidad. Así, se utilizaban plumas, mallas de tul, cristales, flores y frutas falsas, representación en miniatura de varios objetos y otros tipos de adornos que se encajaban en las pelucas.
A pesar de que las pelucas barrocas eran preciosas y llegaban a tener tamaños verdaderamente impresionantes, no eran nada higiénicas. Pese a usarse prácticamente a diario, las pelucas barrocas no se limpiaban, de modo que se llenaban de piojos con bastante rapidez. Y así fue como se hicieron tan famosos en Francia los pequeños martillos dorados que se empleaban para exterminar los piojos. Por otra parte, las pelucas no resultaban cómodas de usar - obstaculizaban la libertad de movimientos (las damas tenían que sujetarse con bastones especiales), el subir a los coches (muchas veces había que quitar la parte superior de los coches), así como dormir.
Como los peinados barrocos resultaban casi imposibles de elaborar por uno mismo -el arreglo de las pelucas altas y su decoración exigían a los estilistas trabajar en una escalera-, se impuso la necesidad de contar con un servicio de estilistas profesionales. Entonces no había salones de belleza profesionales, de modo que este tipo de servicio se prestaba en casa de las clientas.
Únicamente la última fase del Barroco, denominada Rococó, supuso el gran regreso a la naturalidad, aunque seguía viéndose afectada por la apreciación barroca de los rizos, los adornos y los peinados en general. Menos mal que rara vez la gente se animaba a recurrir a estas pelucas masivas, dado que los peinados se volvían cada vez menos complejos. Se empezó a pensar que los rizos sueltos que caían en cascada por la espalda eran lo que estaba de moda. Es más, las personas se dedicaban más a [cómo hacer crecer el cabello] para dejarlo regenerarse después de entrar en contacto con pelucas insalubres. A pesar de todo, se dedicaba más tiempo y atención al cuidado del cabello que hoy en día.
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