¿Se ha cuestionado alguna vez cómo solían peinarse las personas de la antigüedad y qué cortes de cabello estaban de moda en el antiguo Egipto? A decir verdad, no ahondamos mucho en la historia de los peinados, y es una lástima, ya que es un tema sumamente interesante en el que sin duda vale la pena indagar. Más aún cuando se aproxima el carnaval y estamos en busca de inspiración creativa para armonizar a la perfección nuestro peinado con el outfit típico de una época específica.
Indudablemente, el cabello es uno de los factores, al igual que la ropa, gracias a los cuales conseguimos avivar nuestro estilo y destacar los rasgos de nuestra personalidad. De ahí que estemos tan pendientes de atender a nuestras exigencias capilares, cuidar las hebras, tratarlas con aceites y peinarlas.
La verdad es que, prácticamente desde tiempos inmemoriales, la gente ha estado dedicando su tiempo a las rutinas de cuidado capilar. Lógicamente, paralelamente a la evolución de la definición de los peinados de moda, que durante décadas se ha ido redefiniendo, cambiaron también los tratamientos a los que la gente sometía a su cabello.
De hecho, el corte de cabello se remonta a los inicios de la vida humana. En un principio, se eliminaba el cabello sobrante únicamente por motivos prácticos. Evidentemente, el cabello largo era incómodo y dificultaba las tareas cotidianas. En consecuencia, la gente acostumbraba a cortárselo utilizando un cuchillo de pedernal o quemarlo.
No obstante, dichos procedimientos no tienen nada que ver con la velaterapia, actualmente muy popular, también conocida como corte con velas. Se trata de la técnica de quemar las puntas del cabello con el fuego de una vela para deshacerse de las puntas abiertas. Cuesta mucho denominar a estos procedimientos el arte del peinado.
La civilización lo transformó todo. Aparte de cuidarse a sí mismos con más conciencia, las personas comenzaban a poner más atención en la higiene y así fue cómo llegaron a descubrir el núcleo de la belleza. Por aquel entonces, ocuparse del cabello se transformó en una de las necesidades humanas y, con el paso del tiempo, se desarrolló hasta convertirse en una forma de manifestar el propio individualismo. De ahí que se diga que el auténtico principio del peinado surgió en el antiguo Egipto, Roma y Grecia.
Este recorrido a lo largo de la historia de la peluquería y los peinados de moda arranca en la Antigüedad. Precisamente en esta época es cuando surgieron las primeras herramientas para cortar el cabello. Casi siempre se asemejaban a las actuales navajas de rasurar o a los filosos ganchos de segar. Fuera de ellos, se empezaron a emplear accesorios capilares como peines y varillas. Pese a las semejanzas, los peinados egipcios, romanos y griegos presentaban grandes diferencias.
Quienes vivían en el antiguo Egipto otorgaban una importancia crucial a la apariencia. ¿Cómo era la moda de los peinados en Egipto? Ciertamente, la cultura popular nos muestra que los egipcios acostumbraban a lucir un cabello liso, largo hasta los hombros, negro y con fleco recto; el peinado relacionado específicamente con Cleopatra. No obstante, en aquella época no sólo estaba de moda el clásico bob de Cleopatra, a pesar de que a muchas personas les gustaba mucho tener el cabello liso por mucho tiempo.
Otro peinado que también era muy popular, sobre todo en la época del Reino Antiguo, era el paje. Al ser complicado peinarlo con el cabello natural, la gente se las ingeniaba para solucionar el problema usando pelucas. Es más, había egipcios que se ponían por propia voluntad unas trencitas que, o cubrían toda la cabeza, o servían de adorno discreto para el cabello. En el caso de los sirvientes y esclavos que trabajaban, por ejemplo, construyendo pirámides, tenían la costumbre de raparse totalmente la cabeza por culpa, sobre todo, del clima sumamente caluroso.
Hay que destacar que los peinados para hombres en Egipto no eran muy distintos de los que lucían las mujeres. El sector masculino de los egipcios, los adinerados y los esclavos no rapados, también usaban el cabello largo, negro y lacio.
Asimismo, resultaban imprescindibles varios accesorios para el cabello, en su mayoría adornos - perlas, además de tintes dorados y coloridos. A pesar de todo, se consideraba que el color era el adorno más primordial. En el reino del cabello abundaban las hebras de color negro intenso y castaño oscuro. ¿Cómo se teñían el cabello los egipcios? Casi siempre lo hacían con una mezcla específica de henna. Asimismo, eran conscientes del poder del aceite capilar, de ahí que este procedimiento se reconociera como fundamental para conservar el cabello sano y tremendamente brillante.
Lo más interesante es que en aquella época el arte de cuidar y peinar el cabello correspondía exclusivamente a las sirvientas. A ellas les tocaba arreglar y cuidar el cabello de los demás. Ninguno de los tratamientos capilares y rutinas de belleza se hacían individualmente.
La antigua Grecia se caracterizaba por los colores naturales y los peinados elegantes. En esa época, el peinado se concebía como una manifestación artística. Entre los peinados más populares estaban los lisos, que solían recogerse justo encima de la nuca. ¿Sólo un chongo? ¿Dónde queda el arte?
Lo más característico de esos peinados griegos era el fino y diligente trenzado de sus mechones, lujosamente decorados con toda clase de cintas, diademas y otros accesorios parecidos. Ningún otro rincón de la historia del peinado empleó tantos adornos capilares como en la antigua Grecia. La coherencia y la unidad que daban el peinado y la vestimenta era lo que importaba más. Lo que hay que tener en cuenta es que no sólo las mujeres griegas lucían peinados a la moda. En la Grecia antigua, también los hombres cuidaban su cabello, pero eran más bien peinados enrollados y muy recortados.
Los peinados con trenzas sueltas, denominados peinados de diosa glamurosa u otras modalidades parecidas de chongos, también eran bastante populares. Uno de los peinados griegos más populares era el lampadion (un chongo a un lado de la cabeza), que simulaba una lámpara de aceite.
Precisamente fue en Grecia donde se fundó la primera Academia de Peluquería Athene. En este lugar se rizó el cabello por primera vez. Con el fin de transformar el cabello liso en ondas, los estilistas empleaban varillas calientes al rojo vivo. A este prototipo griego de rizador se le conocía como calamistrum. Por supuesto, gracias a esta herramienta, el cabello rizado se hizo muy famoso en Grecia. En general, los rizos se soltaban o se recogían ligeramente en la parte alta de la cabeza. Desde luego, independientemente del estilo, los mechones siempre se adornaban con una cinta.
La tonalidad natural del cabello se intensificaba gracias a distintas mezclas a base de hierbas, cobre, sales minerales y... plomo tóxico.
Ante todo, un peinado romano tenía que combinar con una determinada persona, así que, si se compara con la de griegos y egipcios, la moda romana puede considerarse verdaderamente diversificada. Ahora bien, resulta sencillo diferenciar algunas tendencias evidentes que algunos grupos de personas adoptaban. ¿Cómo se peinaba la gente en la antigua Roma?
Sobre todo entre las mujeres prácticas, la moda más extendida era la del cabello amarrado a la parte alta de la cabeza, colocado en un chongo apretado semejante a un pretzel. En ocasiones, previamente a la creación de este chongo, el cabello se amarraba para formar trencitas que luego se recogían en la cabeza con pasadores. Otros peinados parecidos y también prácticos se podían ver en las cabezas de los hombres a los que les agradaban los peinados cortos y lisos.
El apogeo de la peluquería romana se produjo en los días de gloria del Imperio Romano, cuando se hicieron populares los peinados parecidos a edificios ostentosos. Es más, muchos arquitectos actuales aprenderían mucho de los antiguos estilistas romanos. Los peinados, arreglados con esmero y pulcritud, muchas veces formando un chongo, tenían un acabado natural a pesar de sus imponentes dimensiones.
Prácticamente nunca los peinados romanos se dejaban sin adornos. Lógicamente, los adornos para el cabello más escogidos eran de bronce, oro o plata. Eran igualmente populares los pasadores de marfil.
Como sucedía en Grecia, en la antigua Roma los peinados corrían a cargo principalmente de las sirvientas. A las mujeres que se encargaban de arreglar el cabello y aportar los toques finales a los peinados romanos se les llamaba kupasis (existía otro grupo de personas que se encargaban del vello facial, y se les nombraba tonsores). Principalmente trabajaban en las termas y en casas particulares.
En la mayoría de los casos, el color del cabello de las mujeres romanas era claro. Las mechas se aclaraban y teñían de rubio empleando métodos que no siempre eran seguros.
El arte del peinado se desarrolló rápidamente en la antigüedad. Precisamente en esta época podemos descubrir los inicios de muchos peinados que son famosos hoy en día. Todavía hoy se siguen usando muchos de los peinados que se hacían en la antigua Grecia, Roma y Egipto, aunque frecuentemente sus versiones se reinventan un poco. A pesar de ello, las semejanzas son abundantes. Nosotros, al igual que los antiguos, también nos preocupamos por nuestros mechones y deseamos que se vean pulcros, para embellecer el cabello. Del mismo modo que los antiguos, acudimos a los aceites capilares para acondicionar el cabello, darle brillo y protegerlo del sol. Es fácil darse cuenta de que podemos inspirarnos no sólo en los peinados antiguos, sino también en los métodos de embellecimiento del cabello.
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